Invierno 2009.
Hola, querido extraño:
Te escribo desde aquí donde vuelan los recuerdos, entre ellos me acorde de ti y en este ejercicio de humanos, extiendo un hálito de vida en letras que transpiran por el nostálgico y casi perdido uso del papel. Volamos en una velocidad precisa, para recordarnos, para solucionar esta distancia. Bien sé que de ninguno es la culpa, que las moradas desesperadas de nuestros contemporáneos gradualmente fueron poniendo murallas entre ambos. Pero aquí estamos de nuevo, derribando distancias, todas, con las letras. Por eso las palabras: corazón, vida, volver, calendario, reloj, cariño y siempreteespero, se van quedando en esta tinta que dice más en sus espacios blancos ¿Cómo decirte de las lunas dentro de un lago estático? El absurdo de los tiempos actuales no es un abismo insalvable, apenas es el entremés de los sentimientos de las líneas que aún están sin escribirse.
Hay algo de cierto en lo que está por venir, el futuro es incierto pero siempre están las palabras para aclarar horizontes ¿Qué sería de mí sin un motivo para escribirte?
Puede que sea inevitable la distancia, puede que nuestros pasos no vuelvan a la encrucijada, que las estaciones pasen una y otra vez sin tu perfume, pero recuerda que tendré la esperanza de que duermas sabiendo que te pienso, mientras se acaba la luz de ese quinqué.
Te abrazo como se abraza a las olas. Y me quedo con el rumor de tus labios cuando le cantas al horizonte.
Sé feliz.
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